El apego seguro es clave para el desarrollo de nuestros niños y niñas, ya que gracias a esto formaremos hijos(as) equilibrados(as) emocionalmente y más felices, por lo tanto, hablaremos de su importancia y de algunos tips para ustedes como padres.
Podemos definir el apego seguro como la relación que tenga el niño con su principal cuidador, determinando esta característica su salud mental, física, intelectual, emocional y social. Para que sea lo más óptimo posible debe haber un vínculo de apego seguro entre el cuidador y el(la) menor
El apego debe brindarle al niño (a) una sensación de seguridad, para investigar al mundo, comprensión y confianza en sí mismo para poder hacerlo, y empatía hacia los sentimientos de los demás. Es decir, los hijos (as) se sienten seguros para hacer las cosas por sí mismo, aunque piden ayuda cuando lo necesitan, desarrollan una buena autoestima, se sienten seguros de sus capacidades y se ven capaces de afrontar los retos que se les planteen.
¿Cómo se refleja en los niños un apego no adecuado?
Hay niños/as que no saben que esperar de quienes lo cuidan, se sienten inquietos o intranquilos, y no reciben las muestras de cariño que necesita, ya que sus cuidadores son poco presentes o poco sensibles. En otras circunstancias, se trata de cuidadores que solamente expresan cariño y atención cuando el niño se porta de forma que a ellos les satisface, de manera que le rechazan cuando hacen cosas que no le gustan, estas acciones crean en el(la) menor frustraciones o nerviosismo y esta demás decir que cualquier forma de desatención o violencia provoca una intensa inseguridad, trayendo consecuencias negativas en los(las) niños(as) tanto inmediatas como a largo plazo.
Todas las características negativas mencionadas anteriormente provocaran en el niño desajustes emocionales, cognitivo o social, es decir, suelen ser niños y niñas que muestran inseguridad emocional, baja autoestima y pocas habilidades para relacionarse con los demás.
Tips para conseguir un apego seguro
Por esta razón, es importante que desarrollemos un apego seguro y lo podemos hacer de la siguiente forma:
- Acariciar, abrazar, besar, calmar, cantar y hablar son formas naturales de jugar con nuestro hijo/a y sirve para tranquilizarse cuando esta incómodo e inquieto.
- Demostrarle cariño incondicional, respondiendo con sensibilidad y eficacia, esto quiere decir, que, si nuestro hijo/a se expresa, debe ser escuchado, además de que el cuidador pueda darle una respuesta adecuada (no ignorarlo).
- Aprovechar los momentos de la rutina diaria (comida, baño, vestirse, salir) para disfrutar juntos, demostrándole su cariño y comprensión.
- Evita la sobreprotección, ya que afecta al vínculo del apego, hay que dejar que el(la) menor explore su alrededor y que desarrolle su autonomía.
- Hablarles o cantarles de forma cálida y cariñosamente, porque gracias a esto, percibirá sentimientos y emociones.
- Hay que dejarlos intentar hacer cosas por sí mismos, esforzarse y equivocarse, así iremos trabajando la tolerancia a la frustración.
- Explicarles aquellos sucesos que no entiendan. (debemos tener en cuenta la edad y la situación del niño/a para adaptar nuestra respuesta).
- Establecer normas y límites.
- Seamos predecibles y coherentes en nuestro actuar como cuidadores.
- Darle pequeñas responsabilidades.
- Fomentar el empoderamiento
Conclusión
Si queremos desarrollar un buen apego con nuestros hijos (as) no hace falta tenerlo sobreprotegido evitándoles todo esfuerzo o frustración. Hay que dejarlos crecer, que se esfuercen y que aprendan poco a poco a ser independientes. Ya que estas acciones no influyen en el apego.
Ustedes como padres podrán pensar que contra más tiempo pase con su hijo/a mayor será el apego, pero lo que determina el apego seguro será el tiempo de calidad que le brindemos y la seguridad que le transmitamos como cuidadores.
Para finalizar, no olvidar que lo más importante es el amor que le demostramos a nuestros hijos/as, ya que es esencial para la felicidad, el equilibrio emocional y su personalidad.
Carolina Sanchez
Profesora diferencial