El juego simbólico es fundamental e innato en nuestros niños y niñas desde los dos primeros años de vida, ya que ayuda al desarrollo cognitivo y emocional en ellos. Desde esta edad comienza el despertar por jugar a imitar, a representar un rol y a hacer como si “yo” fuera, por tanto es el que domina gran parte de los primeros años de vida de los niños y niñas.
¿Qué es el juego simbólico?
El juego simbólico es aquel que se produce en forma espontánea, de modo natural de acuerdo a la necesidad de querer vivenciar nuevas experiencias a partir de la imaginación y creatividad, representando mentalmente un personaje o situación de juego que sea significativo para él o ella. A través de éste tipo de representación mental podemos observar como transforma un lápiz de cera en labial o una escoba en caballo. Así es como los niños y niñas pueden representar a la mamá o el papá o algún personaje de cuento o imaginario.
A partir del juego simbólico los niños y niñas pueden representar otros roles, imitando situaciones que observan en la vida real.
Es importante mencionar que en el juego simbólico los niños y niñas logran desarrollar su imaginación y creatividad, además ayuda a estimular el lenguaje, porque mientras interpretan a los personajes hablan y van creando diálogos que los ayudan a comunicarse y socializar tanto con otros niños/as como con personas de su entorno. Es por esta razón que debemos contribuir a generar más espacios y oportunidades para que nuestros niños y niñas vayan desarrollando y creando el juego de roles en compañía primeramente de sus padres, luego con sus pares y personas de su entorno, haciéndose cada vez más complejo a lo largo del desarrollo. Los niños/as van creciendo y aumentando su capacidad para dotar al juego de mayor complejidad, fortaleciendo además la socialización.
Los beneficios del juego simbólico:
- Fomentar la imaginación y creatividad
- Incrementar el aprendizaje de nuevas conductas
- Promover la adquisición de habilidades y competencias sociales como el trabajo en equipo, la cooperación y la empatía
- Permite la adquisición de nuevo vocabulario
- Libera tensiones y ayuda a exteriorizar sentimientos y emociones
- Facilita el conocimiento de sus propias posibilidades físicas desarrollando su psicomotricidad y dominio de cuerpo
- Facilita el conocimiento de su entorno y el funcionamiento de las cosas
- Fomenta la autoestima y el autocontrol, proporciona confianza en uno mismo
- Ayuda a estructurar el pensamiento
Es por esto que debemos potenciar el juego simbólico en nuestros niños y niñas desde los primeros años y acompañarlos a crear e imaginar en familia, ya que como señala el autor Shchiller “Un niño que no juega será un adulto que no piensa”
Eugenia Pradenas
Profesora Diferencial