La motricidad gruesa es de vital importancia en el desarrollo integral de su hijo, ya que implica acciones relacionadas con movimientos de todo su cuerpo.
La motricidad gruesa incluye movimientos musculares de piernas, brazos, cabeza, abdomen y espalda. Su correcto desarrollo le permitirá a su hijo(a) poder subir la cabeza, gatear, incorporarse a la postura inicial, voltear y mantener el equilibrio, entre otras habilidades.
Este tipo de motricidad permite que su hijo (a) sea capaz de desplazarse, además facilita que se atreva a conocer su entorno experimentando con todos sus sentidos.
El desarrollo de la motricidad gruesa se da en diferentes etapas del crecimiento y todas son esenciales, pero la etapa desde 1 a los 5 años se destaca especialmente ya que el(la) niño(a) empieza, primero, a hacer cosas como caminar por su propia cuenta, agacharse, subir, bajar escaleras… Después, todas esas habilidades se fortalecen y se empiezan a desarrollar otras como correr, saltar, tener equilibrio y, por ende, mayor autonomía.
Hitos del desarrollo de la motricidad gruesa
Por lo tanto, podemos visualizar hitos evolutivos del desarrollo de la motricidad gruesa en las siguientes etapas:
- De 0 a 3 meses: Puede girar la cabeza de un lado a otro, y comienza a levantarla, empezando a sostenerse por los antebrazos.
- De 3 a 6 meses: En esta etapa empieza a girar su cuerpo.
- De 6 a 9 meses: Se sienta independientemente y se inicia en el gateo.
- De 9 a 12 meses: Empieza a gatear para moverse y comienza a trepar.
- De 12 a 18 meses: Comienza a dar sus primeros pasos y agacharse.
- De 18 a 24 meses: Puede bajar escaleras con ayuda y lanzar pelotas.
- De 2 a 3 años: Corre y esquiva obstáculos. Empieza a saltar y caer sobre los dos pies.
- De 3 a 4 años: Es capaz de balancearse sobre un pie y salta desde objetos estables, como por ejemplo escalones.
- De 4 a 5 años: Da vueltas sobre sí mismo y puede mantener el equilibrio sobre un pie.
- 5 años y más: El equilibrio entra en su fase más importante y se adquiere total autonomía motora.
Actividades para reforzar la motricidad gruesa
- Subir escaleras: sujeto a la baranda y luego suelto.
- Bajar escaleras: sujeto a la baranda y luego suelto.
- Andar de puntillas.
- Saltar con los dos pies, cayendo en el mismo lugar.
- Andar sobre una línea recta manteniendo el equilibrio: se puede pintar con tiza un camino haciéndolo cada vez más sinuoso y estrecho.
- Caminar marcha atrás manteniendo el equilibrio.
- Caminar sobre una línea manteniendo el equilibrio.
- Saltar a la cuerda.
- Andar por baldosas de dos colores, pisando sólo un color.
- Sostenerse sobre el pie derecho manteniendo el equilibrio. Después sobre el izquierdo.
Conclusión
Como vemos, el desarrollo de la motricidad gruesa en la etapa infantil es de vital importancia para la exploración, el descubrimiento del entorno, la autoestima, la confianza en sí mismo y resulta determinante para el correcto funcionamiento de la psicomotricidad fina más adelante. Todos estos aspectos resultan primordiales para el desarrollo de las funciones cognitivas y se encuentran especialmente relacionados entre sí en un momento concreto: la adquisición de la lectoescritura
Alejandra Sepúlveda
Asistente especialista en lenguaje